miércoles, 16 de febrero de 2005

Los justos

Mi incidente traseril me dejó tiempo para lecturas extrañas. Releí algunos poemas de J. L. Borges, autor que me gusta mucho, pues se aleja del poema romántico facilista, prefiriendo el poema intelectual, más sesudo, más profundo. Por supuesto de muchos no entiendo ni papa, pero otros son vergatarios. Copio uno que deberían estudiarlo los niños en la escuela en todos los países, que me lo hizo acordar un comment a un post que leía hace un tiempito:


Los Justos

Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

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